Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.
Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.
Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos.
Deben cambiar el canal, o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.
Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.
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